La mayor reserva de agua jamás detectada en el universo es 140 billones de veces toda el agua de la Tierra
Dos equipos de astrónomos han descubierto la mayor reserva de agua jamás detectada en el universo, equivalente a 140 billones de veces el agua presente en la Tierra.
En algún lugar del vasto cosmos, a más de 12.000 millones de años luz de distancia, se esconde un secreto que desafía nuestra comprensión del universo. Una masa de agua tan colosal que supera en 140 billones de veces la cantidad de agua presente en los océanos de la Tierra. Sí, has leído bien, ¡140 billones de veces!
Este hallazgo extraordinario, presentado por dos equipos de astrónomos hace poco más de una década, no solo nos deja boquiabiertos, sino que también nos obliga a replantearnos nuestras nociones sobre la distribución del agua en el cosmos.
El Agua que Alimenta un Agujero Negro Supermasivo
Imagina esto: un agujero negro activo de un cuásar, un núcleo galáctico increíblemente luminoso, se está alimentando de un disco de gas y polvo que lo rodea. Y en ese disco, se encuentra una reserva de agua en forma de vapor, tan vasta que abarca cientos de años luz de tamaño.
Este cuásar en particular, llamado APM 08279+5255, alberga un agujero negro 20.000 millones de veces más masivo que nuestro Sol y produce tanta energía como mil billones de soles, según la NASA. Es como si un gigante cósmico estuviera devorando incansablemente, y ese bocadillo fuera la mayor reserva de agua jamás detectada en el universo.
Un Vistazo al Pasado Remoto
Pero hay algo aún más fascinante en este descubrimiento. Debido a que la luz tuvo que viajar más de 12 mil millones de años hasta llegar a nuestros telescopios, estamos contemplando agua que existió apenas 1.8 mil millones de años después del Big Bang. Esto convierte a esta reserva de agua no solo en la más grande, sino también en la más antigua que se conoce hasta la fecha.
Imagina por un momento la inmensidad de esta perspectiva. Estamos observando un fenómeno que ocurrió cuando el universo apenas comenzaba a formarse, cuando las primeras galaxias estaban tomando forma, y el agua ya existía en cantidades inimaginables.
Un Cuásar Insaciable
Un cuásar se alimenta de un enorme agujero negro que consume constantemente un disco de gas y polvo que lo rodea. A medida que «come», el cuásar escupe enormes cantidades de energía, convirtiéndolo en uno de los objetos más luminosos y distantes que se puede detectar relativamente fácil en el universo.
En el caso de APM 08279+5255, el gas que lo rodea está a unos fríos 63 grados Fahrenheit (menos 53 grados Celsius) y es 300 billones de veces menos denso que la atmósfera de la Tierra. Sin embargo, según la NASA, este gas sigue siendo cinco veces más caliente y de 10 a 100 veces más denso que lo que es típico en galaxias como la Vía Láctea.
Un Futuro Incierto para el Agua Cósmica
De acuerdo con las mediciones del vapor de agua y otras moléculas como el monóxido de carbono, los astrónomos sugieren que hay suficiente gas para alimentar al agujero negro hasta que crezca unas seis veces su tamaño actual. Aunque no está claro si parte de ese gas acabará condensándose en estrellas o será expulsado del cuásar.
Agua en Todas Partes
Seguramente que este descubrimiento todavía no está en la cabeza de muchos, ya que durante buen tiempo se solía pensar que la Tierra era un lugar privilegiado y único que contiene agua. Pero la realidad es que el agua es una de las moléculas más abundantes en el universo.
El agua se forma cuando se juntan dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, por lo que, en teoría, podría haber muchísima agua en el espacio exterior. De hecho, el agua se ha encontrado en numerosos lugares del cosmos, desde exoplanetas hasta nubes moleculares gigantes.
Una Perspectiva Renovada
Este descubrimiento de la mayor reserva de agua jamás detectada en el universo nos recuerda que aún hay muchos misterios por descubrir en el vasto cosmos. Nos invita a ampliar nuestras mentes y abandonar las nociones preconcebidas sobre la distribución del agua en el universo.
Quién sabe qué otras sorpresas aguardan en las profundidades del espacio, desafiando nuestro conocimiento y empujándonos a explorar más allá de nuestros límites actuales. Este hallazgo es un recordatorio de que el universo es un lugar lleno de maravillas y que aún tenemos mucho por aprender.
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